jueves, 23 de octubre de 2008
La tortilla volteada (parte 3)

Derechos o izquierdos?
A la indignación
Al rechazo
A la trasgresión
A gritar
A decir no
A la rabia
A la necedad
A no olvidar
a no callar
a exigir
A la memoria
a la verdad y la justicia
A no dejarme engañar
A la ética
A la razón
A la protesta
A la propuesta
Al análisis
A la organización
A que no me traten de estúpida
La tortilla volteada parte 2

Alzar la voz, levantar el puño, oponerse a que nos engañen a que nos den atol con el dedo, es estar mal, oponerse a los megaproyectos, a la explotación, a la usurpación, al despojo es estar mal, es ser terrorista, bochinchero, extremista o radical, acompañar las luchas comunitarias, las luchas de los pueblos, es ser romántico e idealista. Señalar que existe represión, persecución, intimidación, militarización, patriarcado, machismo, está fuera de lugar.
En mi país ser activista jet set, hacer siempre todos los viajes y giras internacionales en nombre del pueblo y el movimiento, esforzarse por protagonizar, hegemonizar y ser el líder y lideresa eternamente, gestionar ante la cooperación y hacer dinero mientras todos y todas militan, quitar de en medio nuevos liderazgos que tienen voz critica que amenazan el status quo, hacer concesiones con el gobierno, vender los movimientos en nombre de la memoria, de las mujeres y la historia esta bien, es no ser trasnochada, es ser pragmática, es estar a la altura de las circunstancias, es ser políticamente correcta.
La tortilla volteada (parte uno)

Salvador el pepenador
Salvador pasó por
Luego ahí mismo en ese espacio donde muchos y muchas aportaron y se comprometieron a cambiar el mundo, él transaba y se conectaba con el bajo mundo, ése donde se mueven las prebendas, el pisto, el trafico de influencias, el amiguismo, la adulación y las lealtades elementos indispensables para cachar un huesito.
Finalmente y después de trabajar mucho, de estar ahí, de adular, de ser servicial, se convierte en funcional, funcionario, burócrata, el pobre no tiene otra posibilidad de tener trabajo que por cuello, de otra manera comería mierda.
No es de extrañar entonces que haga cualquier cosa por conservar la chambita y mantenerse en los circulillos de poder, o cercano al poder, no conforme con ser casi el último eslabón en la cadena de la corrupción, se atreve a juzgar a gente que aporta, que construye, que sueña, que se empeña en transformar lo establecido.