Puta que respeta la vida! .......Te gusta? ayyy pero no te toca!

miércoles, 19 de mayo de 2010

Hirviendo en fiebre.....


He andado las últimas noches, muy mal, con dengue, cada vez que una se enferma, resulta agravarse por las noches, conmigo se cumplió al pie de la letra.

A penitas oscurece y empiezo a temblar, escalofríos, dolor en todo el cuerpo, casi ni diferencio qué me duele, es que me duele todo, hasta el pelo y las uñas. Tiemblo, tiemblo mucho y me desespero, entonces empiezo a llorar, lloro mucho. Entonces llamo a amigas, amigos, familia para recibir apapachos. El frío es tanto, que me pongo calcetas térmicas, chamarras sí, muchas chamarras, suéteres, son 40 grados de temperatura, tengo náusea y ganas de nada.

Entonces empiezo a pensar en la maldita desgracia en la que vivimos en este país, pues aunque vivo en una zona urbana, no tengo fácilmente acceso a los servicios de salud estatales, para ir al San Juan de Dios y que atiendan "mi emergencia" debo mover influencias, hablar con amigos/as con los que estudié en la facultad, para que puedan atenderme.

Una vez, ahí, me doy cuenta que mi "emergencia" no es tal, pues hay casos terribles, que con solo presenciarlos ya me dan ganas de volverme a mi casa.

Puyados, baleados, atropellados, mujeres víctimas de violencia, sangre, gritos, prisas, precariedad, suciedad, en fin, accesar a los servicios de salud, puede ser una pesadilla, de la cual, pensé no iba a salir nunca. Yo que soy trabada, empecé a pensarme dentro de un cuento peregrino, o uno de Poe o una escena de Hitchcock y que no saldría nunca. Finalmente tuve que ir a un laboratorio privado y a un médico privado, aunque había probado antes, llamar por teléfono a un médico de confianza y hacer mi consulta por esa vía.

En realidad, este pinche dengue me llama a la reflexión y a la rabia, pues casi nada funciona en este país y pareciera que poco se puede hacer para que cambie.

Por un lado, gente como yo, asalariada, trabajadora precaria, normalmente no tenemos cobertura en salud, ni en el sistema público - IGSS y menos seguros privados.

Aún viviendo en la capital, el acceso es poco, por lo que recurrimos, dependiendo de nuestros recursos al gasto de bolsillo puro, es decir, pagar directamente a la red de salud privada, donde nos ven como clientes y como forma de acumular riqueza.

O acudiendo a servicios de salud, semi públicos donde pagamos o contribuimos adicionalmente, porque ya damos nuestra contribución al sistema de salud via nuestros impuestos. En conclusión así va la semana, mientras el relator de la ONU en salud Anand Grover, vino a descubrir la precariedad del sistema de salud, con énfasis en pueblos indígenas y mujeres.

Se enfoca mucho más en áreas rurales, pues porque es más grotesco y profundo el nivel de desigualdad y la falta de acceso, es mucho más frecuente morir de diarrea o desnutrición que en las ciudades. Sin embargo podemos en las ciudades, morir igual de falta de atención a hemorragias por abortos, por una enfermedad respiratoria.

Y lo que es peor, en las ciudades, por la falta de acceso y cobertura de los servicios de salud oficiales, lo único que hacemos es beneficiar al sistema privado en salud que negocia con nuestras vidas.

martes, 11 de mayo de 2010

Ansiedad


De la nada, apareció una matrioska en mis manos,
alguien la dejó olvidada, pero la tomo
decidí destapar la primera muñeca,
entonces aparece otra muñeca
y otra y otra
y otra y otra
y otra y otra
y otra y otra
y otra y otra
y otra y otra
y otra y otra
y otra y otra
empiezo a volverme loca,
pues quiero la más pequeña
para llevarla conmigo,
destapo otra
y otra y otra
y otra y otra
y otra y otra
y otra y otra
y otra y otra
y otra y otra
y otra y otra
y otra y otra
y otra y otra
y otra y otra
y otra y otra
y otra y otra
y otra y otra
y otra y otra
y otra y otra
y otra y otra
y otra y otra
y otra y otra
y otra y otra
y otra y otra
y otra y otra
y otra y otra
y otra y otra
y otra y otra
y otra y otra
y otra y otra
y otra y otra
y otra y otra
y otra y otra
y otra y otra
y otra y otra
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sábado, 1 de mayo de 2010

Hija de Inmigrantes



Recuerdo las decenas de cartas, que llevaba a la oficina de correos, para contarte, cómo iba en el colegio, las actividades en las que participaba, las veces que me peleaba con mis primos, o lo mucho que te extrañaba.

A veces me citabas, a la empresa de telefonía que quedaba cerca del parque, allá acudía para esperar la tan ansiada cita que habías hecho días antes por un cablegrama, nunca lloraba mientras platicábamos para que no te preocuparas, pero me esperaba hasta la noche y lloraba hasta quedarme dormida.

Te fuiste bien lejos, pues este país no te ofrecía ninguna garantía de vida, ni ninguna garantía laboral, ni familiar, pues cada vez, la situación era más jodida.


Sé lo díficil que fué para vos irte, dejar tu casa, tu familia, tu vida. Ahora tus luchas, son para que sean reconocidos tus derechos como mujer trabajadora y como inmigrante.Por eso te acompaño, te admiro y te quiero.