
Conocí a Catalina, mujer kekchí, luchadora a favor de su pueblo y de las mujeres, volaba veloz con la sonrisa amplia y voz fuerte por aulas universitarias y comunidades, senderos y aguas de Izabal, llevaba como colibrí mielecita de palabras, pensamientos y luchas de un lugar a otro, cargaba en su morral aprendizajes feministas y sabiduría maya, articulaba voces y testimonios de otras mujeres y les daba vida. Malditos mil veces malditos quienes pararon tu vuelo y cortaron tus alas.
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