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lunes, 29 de octubre de 2007

Vilma Espín: "Tenemos que seguir construyendo la cultura de la justicia y de la igualdad"


En 1998 fui convocada por la Federación Democrática Internacional de Mujeres FDIM, el Frente Continental de Mujeres por una Vida Digna y la Federación de Mujeres Cubanas, al Encuentro “Solidaridad entre Mujeres”.
Es así como en la Habana, profundizamos sobre la solidaridad y la sororidad como pilares fundamentales para enfrentar los efectos de la polarización de las fuerzas
económicas, políticas y militares más poderosas, y sobre nuestros retos y compromisos específicos.

Discutimos entonces sobre la economía, desarrollo sostenible, salud, educación, violencia y todas las formas de discriminación y racismo, participación política y acceso a las decisiones.
Esa fue una iniciativa e invitación para promover la solidaridad, la unidad de las fuerzas que representan los millones de mujeres en el mundo, donde la presencia y la fuerza de Vilma Espin se hicieron sentir desde sus propias palabras y enseñanzas.

Hablar de Vilma Espin es hablar de un referente histórico, político e ideológico para las mujeres guatemaltecas. Profundizar sobre su vida y reconocer sus aportes es una tarea necesaria para vincular su ejemplo a nuestras luchas, a nuestras particularidades.

Vilma Espin combinó la lucha revolucionaria y la defensa de los derechos de las mujeres y la niñez, dedicó su vida entera a estas causas.
En Cuba la nombran “heroína de la clandestinidad y combatiente destacada”; su lucha inicia en la adolescencia contra la dictadura de Batista, participando en el movimiento estudiantil, luego se incorpora junto al Héroe de Cuba, Frank País, a la
Acción Nacional Revolucionaria y después al movimiento Revolucionario 26 de Julio, participa en distintas actividades revolucionarias, apoya a los expedicionarios del Granma en el alzamiento armado de Santiago de Cuba, desarrolla distintas tareas en la clandestinidad y en la guerrilla llegando a coordinar el movimiento clandestino de Oriente y el II frente Frank País.

Desde el triunfo de la revolución se dedicó a trabajar por los derechos de las mujeres, importante fue su aporte para unificar las distintas organizaciones de mujeres que ya existían y en 1960 funda la Federación de Mujeres Cubanas FMC, organización que abarca todo el país y cuyo objetivo es “desarrollar políticas y programas encaminados a lograr el pleno ejercicio de la igualdad de la mujer en todos los ámbitos y niveles de la sociedad”.

Vilma estuvo siempre comprometida en la defensa de la revolución y la construcción del socialismo en Cuba asumiendo con responsabilidad distintas tareas: fue diputada a la Asamblea Nacional, presidió la Comisión Nacional de Prevención y Atención Social, y la Comisión de la Niñez, la Juventud y la igualdad
de Derechos de la Mujer, fue miembra del Consejo de Estado y formó parte del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista.

Después de 48 años la revolución Cubana, tiene grandes logros en cuanto al avance de las mujeres: en el ámbito público, el pleno desarrollo de los derechos sexuales y reproductivos, la legalización del aborto, la ley de maternidad (que incluye a los padres), que les permite gozar de licencia laboral durante un año.
Por otro lado, se puede observar la erradicación del analfabetismo y la desnutrición. Quienes hemos podido conocer y ver estos logros como el acceso a la salud, a la educación, el desempeño de las mujeres en todos los ámbitos laborales, científicos, deportivos, técnicos y políticos, como menciona Fidel Castro, ya que son alrededor del 66% de la fuerza técnica de ese país.

Cómo un ejemplo de lo que menciono, en Guatemala la Brigada Médica Cubana está coordinada por la doctora Yoandra Muro Valle y esta compuesta por 297 personas, entre profesionales de la medicina, de ingeniería, enfermería y personal técnico de las cuales 179 son mujeres.

Aunque en el ámbito privado todavía existan limitaciones como la doble jornada, la reproducción de los roles y patrones tradicionalmente asignados a las mujeres, sin embargo es indudable que hay avances serios y concretos para el ejercicio pleno de la ciudadanía y participación política, social y económica de las mujeres en Cuba.

Recuperar la historia de las mujeres, en este caso de las revolucionarias, es parte de la construcción de un proyecto de izquierda, conocer los diferentes enfoques
y formas de lucha, desde las mujeres, puede ser un buen punto para promover el respeto y avanzar hacia la unidad, en este caso el ejemplo de lucha de Vilma Espín y de las mujeres cubanas, nos aporta para fortalecer nuestra identidad feminista y de izquierda.

Las Mujeres guatemaltecas han aportado y asumido distintos retos desde siempre, en las organizaciones revolucionarias de izquierda, desde nuestra diversidad e identidad, indígenas, mestizas, de la ciudad, del campo, jóvenes, sindicalistas, campesinas, asumiendo distintas tareas desde las organizaciones revolucionarias, en los frentes guerrilleros, en el refugio, en el trabajo de masas,
en los comandos urbanos, en las comunicaciones, como colaboradoras, como catequistas, como promotoras de salud, como comadronas, desde la casa, la universidad, el instituto, desde el trabajo comunitario, el trabajo social y político.


Durante el conflicto armado las discusiones y debates se centraban en torno a las estrategias político – militares para alcanzar el poder a través de las armas, posteriormente durante la transición, hacia la construcción del partido.

En toda la historia y lucha revolucionaria guatemalteca, las mujeres asumimos los retos del momento, logrando una amplia participación no así, una representación en los distintos niveles organizativos, ni representativos de las distintas organizaciones, partidos políticos, ni en los espacios y cargos públicos.

A la luz de la realidad actual de la izquierda, es necesario profundizar si toda esta amplia participación significa hoy representación, tanto dentro de las organizaciones, como en los espacios a cargos públicos.
Las organizaciones y espacios de izquierda deben ser alternativas viables que signifiquen a las mujeres vincular nuestras propias luchas emancipatorias.

Dentro de un proyecto revolucionario la lucha por los derechos de las mujeres, por alcanzar la equidad e igualdad de condiciones no se posterga ni es menos importante que otras luchas. Claro está, que el patriarcado, el machismo y la opresión de las mujeres, relacionadas con el racismo y la discriminación tienen
raíces profundas.

Repensarnos desde las izquierdas parte porque las mujeres tengamos participación e igualdad de representación, no solo de manera numérica sino que
estén incluidos nuestros planteamientos, nuestras agendas, para que dicha participación sea protagónica, donde la construcción de cualquier proyecto político se comprometa con la transformación de las relaciones de poder que oprimen y segregan la participación y desarrollo pleno de las mujeres.

Podemos entonces preguntarnos ¿Cuáles son los avances reales hacia la democratización interna, desde el punto de vista de la participación de las mujeres? ¿Cómo están representadas las mujeres indígenas, sus particularidades y demandas dentro del proyecto de la izquierda? Cómo están recogidas las experiencias y comunitarias y de resistencia? El acercamiento a los planteamientos, a las luchas y demandas de las expresiones y distintas organizaciones de mujeres es imprescindible. Muchísimas de ellas trabajan por las
reivindicaciones y defensa de los derechos de las mujeres desde el feminismo con posiciones claras de autonomía.
A pesar de los esfuerzos de todas, como nos dijo Vilma Espín, todavía: “Tenemos que seguir construyendo la cultura de la justicia y de la igualdad” [1]


[1] Entrevista a Sara Mas del diario Granma. Cuba.

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