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martes, 17 de marzo de 2009

Prepararnos para que nos soplen los vientos del sur


No podemos menos que celebrar y estar de fiesta con el triunfo de nuestro pueblo hermano y el ascenso del FMLN al gobierno central, especialmente por la historia de lucha que nos une, el hermanamiento y la estrecha colaboración que hemos tenido con esta expresión de izquierda revolucionaria.

Si Nicaragua venció, el Salvador vencerá y Guatemala le seguirá, decía una consigna hecha canción, que después del triunfo de los y las sandinistas en 1979 y el avance del FMLN y sus expresiones guerrilleras, pensábamos que alentarían a la consolidación de la lucha revolucionaria en Guatemala, la cual tuvo un desarrollo diferente, con resultados diferentes.

Sin embargo a la luz de la historia, es preciso no caer en posiciones ni lecturas simplistas que nos llenen de conformismo y falta de análisis en cuanto a las posibilidades reales que tenemos en Guatemala (por decirlo de alguna manera) de articulación, de consolidar una fuerza política y social que impulse el camino o los caminos, que nos conduzca a fortalecer un proyecto revolucionario, diverso y democrático, cómo para entonces pensar que “los vientos del sur” vienen cerca y que por lo tanto ya no tarda en ser nuestro turno.

Pienso que efectivamente tener referentes inmediatos de avance de las luchas, son un factor importante, por que nos llena de esperanza, nos da fuerza y aliento, ya que se configura un nuevo escenario político para la región centroamericana, lo cual puede darnos posibilidades de ir fortaleciendo algunas luchas. Fortalece nuestra convicción y nuestras posiciones ideológicas, especialmente porque esta claro que los pueblos de Nuestra América, están depositando su confianza en alternativas a la derecha, sean de izquierdas o no.

Pero es necesario y urgente entonces repensarnos, analizar nuestra realidad, desde diferentes perspectivas, que vaya más allá del análisis de lucha de clases e incluir en él, al patriarcado y el racismo como sistema de dominación; profundizar sobre nuestras particularidades y por lo tanto nuestras potencialidades y debilidades, para ir consolidando un movimiento que en medio de la diversidad, pueda confluir en un proyecto contrahegemónico fuerte.

Por lo que es necesario recordar que el FMLN desde 1992, cuando se funda legalmente, empieza a consolidarse como proyecto político iniciando con el debate y discusión de las bases programáticas y políticas que le darían cabida en el nuevo escenario.

En las elecciones de 1994, surge como segunda fuerza política a nivel nacional, con bases electorales y políticas en los 262 municipios del país y que de 84 alcaldías gana 15 de ellas, con 21 espacios en la asamblea nacional (congreso), resultados que hasta hoy se fueron acumulando e incrementando.

Políticamente y a nivel interno, han tenido contradicciones internas, como cualquier otra expresión política que se conforma a partir de la unidad compuesta de expresiones diversas, definiéndose como “democrático, revolucionario y pluralista” así también definen ser un partido de tendencias y además socialista, definición que hasta hoy se fue consolidando en la unidad de los procesos organizativos y alrededor del programa, la estrategia y su reafirmación de su naturaleza revolucionaria.

Así que me parece, que aunque haya “luz en la vecindad” y parezca que hay posibilidades reales de que las opciones de izquierda salgan vencedoras de un proceso electoral, en el caso Guatemalteco, habría que analizar cuales son las similitudes y también las diferencias, con El Salvador, que nos permita entonces sacar lecturas que contribuyan a la articulación y consolidación organizativa y avanzar.

Todavía nos falta escribir y analizar la historia del movimiento revolucionario guatemalteco, sacar las lecciones necesarias como para reconocer los aciertos pero también los errores cometidos, el desarrollo y determinantes históricos, sociales y políticos en el marco de nuestra realidad sociocultural, que nos permita entender el presente y avanzar hacia el futuro.

Necesitamos reflexionar si lo que necesitamos sea UNICAMENTE un partido o a los partidos, para hacer fuerza política y social y así enfrentarnos a los embates del sistema, ahora mismo las comunidades, las mujeres, los pueblos indígenas, la juventud, la gente, se organizan, se enfrentan y resisten al margen de una fuerza política partidaria de izquierda, ausente en Guatemala.

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